En sus primeros años en la liga Jordan tuvo que lidiar con el estigma de ser catalogado como un jugador egoísta. Estaba en un equipo que apuntaba a futuro pero cuyo presente era bastante desolador. Con el correr de los años los Bulls fueron mejorando la plantilla con nombres de la talle de Paxson y Pippen pero sin embargo tendrían un rival que los haría sufrir y no solamente con resultados adversos. Los Detroit Pistons también habían incursionado en una etapa de transición y el resultado fue un plantel conformado, entre otros, por Isiah Thomas, Joe Dumas, Bill Lambeer y Dennis Rodman. Para olvidar derrotas del pasado, los Pistons, bajo la dirección técnica de Chuck Daly, decidieron cambiar su estilo de juego y ser un equipo más físico, con una defensa muy agresiva que les dio el mote de "Bad Boys". Cuando ambos conjuntos se enfrentaron en las semifinales de 1988, Daly, que ya había soportado 61 y 59 puntos de Jordan, buscó la manera de neutralizarlo. Era un simple plan defensivo, que no variaba demasiado a lo que venían realizando, pero acá el foco se centraba en un jugador. Había que molestarlo, doblarlo, pegarle si penetraba. Así nacieron las reglas Jordan. Que tuvieron más éxito aún ya que en la liga en ese momento el contacto físico era bastante más permitido. Por lo tanto, la responsabilidad caía en las manos de Pippen y Grant, que todavían no estaban preparados para sacar la cara por el equipo cuando "Su Majestad" estaba en problemas. Los Pistons se impusieron en la serie pero cayeron en la final ante los Lakers. Al año siguiente volvió a repetirse el enfrentamiento, y aunque fue más parejo, Detroit salió triunfador y luego extendería su éxito al vencer a los Lakers y quedarse así con su primer conquista en la liga. En el '90 volvieron a verse las caras en la final de Este. Los Bulls habían despedido a Doug Collins y tenían como nuevo coach a Phil Jackson, que como novedad implementó la "ofensiva triangular", para repartir más el juego y así quitarle un poco de responsabilidad a MJ. Con un juego más consolidado y jugadores más maduros, Chicago por primera vez estuvo a la altura de las circunstacias y logró llevar la seria hasta un decisivo séptimo juego pero una vez más la experiencia de los Pistons terminó inclinando la balanza para culminar con otro título de NBA. Pero claro, de esa derrota los Bulls tuvieron su mejor aprendizaje. En 1991 otra vez se cruzaron. Jordan comprendió la lección y se dio cuenta cual era el momento para hacerse cargo del partido y cuando para jugar en equipo. Fue una barrida memorable ante unos Pistons que pálidos por el golpe se fueron segundos antes del final sin saludar a sus vencedores. Cuatro años que le sirvieron a MJ para dejar atrás a aquel gran anotador egoísta y transformarse en el mejor de todos.
lunes, 5 de diciembre de 2011
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