jueves, 26 de julio de 2012

El corazón de un campeón


En 1995 nadie apostaba un dólar por los Houston Rockets. Si, más allá de que eran los vigentes campeones, su juego durante la temporada regular había sido el principal responsable de aquellas criticas que lo ubicaban lejos de los candidatos. Era la realidad. Su irregular andar los había depositado en un sexto lugar que a la hora de encarar los playoffs ponía el panorama cuesta arriba. En la primera ronda, los Rockets, que habían ganado 47 partidos, se enfrentaron al tercer mejor equipo del oeste: Utah, que había cantado victoria en 60 partidos. Pero para sorpresa de muchos Houston acabaría imponiéndose  en el quinto y definitivo juego. En las semis el rival fueron los Suns. Otra prueba de fuego. Phoenix, con el liderazgo de Barkley, llegaba como el segundo mejor clasificado gracias a un record de 59-23. Y las cosas tomaron su lógica. El equipo de Arizona se adelantó 3 a 1 en la serie y teniendo dos partidos por delante de local. Ya está, los Suns finalistas. Era el pensamiento generalizado que inclusive se podía percibir desde los testimonios de sus protagonistas.  “Estoy cansado de oír la palabra remontada. Ningún equipo en el mundo puede hacerlo con un 3-1 en contra y con dos partidos como tenemos en casa”, sentenció Sir Charles. Bueno ¿Usted quiere saber como terminó la historia? Fueron a un séptimo partido en el cual Phoenix se fue al descanso del primer tiempo ganando por 10 puntos. Al regreso, Houston se inspiró y con un 73% de efectividad de campo en la segunda mitad ganó el partido para acceder a la final del oeste donde aguardaban los Spurs. En la serie ante el equipo texano, que llegaba con la mejor marca de la liga, también se dio el milagro. Los Rockets hicieron oídos sordos a los contras y en seis juegos liquidaron el trámite para avanzar a la definición de la NBA. Ahí fue todo más sencillo. Olajuwon, que ya había hecho un gran trabajo ante el Almirante Robinson (MVP de la temporada regular), dominó a la figura de Orlando, Shaquille O’neal, y en una barrida volvieron a festejar. Como dato histórico se podrá decir que aquel plantel de Houston se convirtió en el equipo con peor clasificación de playoffs (sexto) en la historia de la NBA en ser campeón además de haber vencido a todos  rivales que ostentaban más de 50 victorias y definiendo todas las series en desventaja de campo. Pero quizás el aprendizaje más importante fueron aquellas palabras del coach Rudy Tomjanovich una vez consumado el éxito: “Nunca subestimes el corazón de un campeón”.